Patogénesis de la adicción
La medicina contemporánea define la adicción como una enfermedad mental crónica progresiva con tendencia a la somatización.
Las drogas tienen un efecto destructivo y tóxico en:
- ciertos sistemas y estructuras cerebrales
- órganos y sistemas internos
- la descendencia
Para comprender los cambios que ocurren en los adictos y determinar el tipo de asistencia médica, es necesario comprender claramente los principales mecanismos biológicos de la adicción.
Se trata de unos trastornos complejos de las funciones cerebrales, sus estructuras y procesos neuroquímicos.
Como lo confirman los datos científicos contemporáneos, los mecanismos neurofisiológicos del desarrollo de la adicción a las sustancias psicoactivas tienen lugar en las estructuras mesolímbicas del cerebro, en el sistema de recompensas.
El sistema de recompensas participa en la regulación del estado emocional, el estado de ánimo, la motivación, el comportamiento y la adaptación al entorno.
La influencia de las sustancias psicoactivas en estas partes del cerebro conduce a la secreción intensa de los neuromediadores, principalmente dopamina, provocando una activación extrema del sistema de recompensa con reacciones emocionales positivas.
Las sustancias psicoactivas en el cerebro afectan continuamente el sistema de motivación, que normalmente está activado por los estimulantes como el agua, la comida, el peligro y los amigos. Bajo la influencia de la sustancia, el cerebro comienza a reaccionar «falsamente», como si las sustancias psicoactivas y los estimulantes asociados con ellas fueran biológicamente necesarios.
Después del consumo frecuente de sustancias psicoactivas, la relación asociativa se fortalece y conduce a una reacción neuroquímica y un cambio de comportamiento cada vez más pronunciados.
Consumir las sustancias psicoactivas de nuevo conduce al gasto de reservas de los neuromediadores, especialmente la dopamina. Uno está de mal humor, siente languidez, debilidad, aburrimiento, malestar emocional, síntomas de depresión. La toma de sustancias psicoactivas entonces provoca una secreción adicional de los neuromediadores, normalizando temporalmente la situación.
Subjetivamente, el estado de ánimo mejora hasta el nivel de la excitación psicológica, cuando los neuromediadores vuelven a destruirse rápidamente, lo que lleva a un repentino empeoramiento del estado psicológico y emocional y un fuerte deseo de drogas. Los datos de la tomografía por emisión de positrones confirman los cambios en el funcionamiento cerebral, mencionados anteriormente.
Al comparar los resultados de la tomografía cerebral de los adictos con los de las personas sanas, pueden notarse unos cambios en el funcionamiento del cerebro de los adictos, el trastorno de los procesos neuroquímicos, así como los trastornos de los centros cerebrales responsables de las emociones, la toma de decisiones y el autocontrol.
Los cambios en la actividad de los fermentos conducen a la acumulación de dopamina. Es este proceso el que causa la aparición de los principales signos clínicos del síndrome de abstinencia, como ansiedad, tensión, excitación, trastornos del sueño, presión arterial alta, taquicardia, otros trastornos vegetativos, estados psicóticos.
La falta de dopamina en el cerebro produce un deseo de drogas y recaídas. El nivel de dopamina en la sangre está asociado con el cuadro clínico del síndrome de abstinencia: si el nivel es el doble del normal, es un signo de síndrome de abstinencia grave, y si es tres veces mayor, indica una condición psicótica aguda.
El consumo frecuente y prolongado de sustancias psicoactivas conduce a los trastornos en el funcionamiento de los neuromediadores. El nivel de dopamina aumenta independientemente del grupo químico al que pertenece la sustancia.
La identidad de los mecanismos básicos para el desarrollo de la adicción y el cuadro clínico de distintos tipos de trastornos adictivos apuntan a la similitud esencial de los mecanismos biológicos de todas las formas de adicción.
Dada la estrecha relación funcional de todos los procesos neuroquímicos en el cerebro, la regulación de las funciones del sistema de dopamina puede lograrse tanto mediante influencia directa en varios enlaces y reguladores de la dopamina, como a través de otros neuromediadores y neuromoduladores.
La medicina contemporánea ofrece un enfoque complejo para tratar los trastornos adictivos: se utilizan los medicamentos psicotrópicos, gas xenón, terapia neurometabólica y terapia con células madre.